
Los Estados miembros de la Unión Europea han aprobado este martes el Instrumento de Acción por la Seguridad de Europa (SAFE), una medida financiera clave que permitirá movilizar hasta 150.000 millones de euros en préstamos para reforzar las capacidades de defensa europeas. Esta acción forma parte del plan “ReArmar Europa / Preparación 2030”, impulsado por la Comisión Europea.
La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, celebró el acuerdo calificándolo de «paso decisivo» para que Europa asuma un papel más relevante en su seguridad y defensa. “Con SAFE no solo invertimos en capacidades de vanguardia para nuestra Unión, para Ucrania y para todo el continente, también reforzamos la base tecnológica e industrial de la defensa europea”, afirmó. Von der Leyen subrayó que este instrumento financiero responde a una necesidad urgente de resiliencia, preparación y unidad estratégica.
El comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, añadió que SAFE no es solo un instrumento financiero, sino “un compromiso político firme para construir una Europa más segura, capaz y unida”. Este nuevo fondo permitirá a los Estados miembros invertir conjuntamente en sectores críticos como la defensa antimisiles, sistemas no tripulados (drones) o elementos de apoyo logístico estratégico, además de facilitar la compra conjunta con Ucrania, para Ucrania y en Ucrania.
La financiación se obtendrá en los mercados de capitales y estará destinada a estimular la cooperación entre países miembros, así como a consolidar un verdadero mercado europeo de defensa. El instrumento SAFE se alinea con los objetivos de la hoja de ruta europea hacia 2030, reforzando la independencia tecnológica y estratégica del continente en materia de defensa.
Tras la entrada en vigor del Reglamento, los Estados miembros dispondrán de seis meses para presentar sus planes nacionales preliminares, que serán evaluados por la Comisión Europea.
Este acuerdo representa una clara respuesta institucional ante el creciente clima de incertidumbre geopolítica global, y demuestra la voluntad de la UE de asumir liderazgo y autonomía estratégica en materia de seguridad.