El Estadi Olímpic Lluís Companys vivió una de sus noches más memorables con la celebración del FC Barcelona por una temporada histórica. Con el triplete conquistado —Supercopa de España, Copa del Rey y LaLiga—, el conjunto azulgrana ofreció a su afición una fiesta cargada de emociones, recuerdos y esperanza de cara al futuro.
Tras el último encuentro liguero frente al Villarreal, los 49.558 aficionados presentes vibraron con un espectáculo lleno de luz, música y sentimiento blaugrana. El momento culminante de la noche fue la entrega oficial del trofeo de Liga por parte del presidente de la RFEF, Rafael Louzán, al capitán Marc-André Ter Stegen, quien lo alzó entre vítores y una ovación atronadora.
La ceremonia continuó con un sentido homenaje al doctor Carles Miñarro, recientemente fallecido, que emocionó a los presentes. Acto seguido, el cuerpo técnico fue presentado individualmente, destacando la aparición del técnico Hansi Flick, aclamado por su labor al frente del equipo durante esta campaña de ensueño.
Uno a uno, los jugadores azulgranas fueron ingresando al terreno de juego en medio de una auténtica ovación popular. La escena culminó con una espectacular vuelta de honor, bajo una lluvia de serpentinas y fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Montjuïc.
Los trofeos de Supercopa y Copa adornaban el círculo central del campo, mientras el de Liga aguardaba en la entrada del césped para ser el protagonista final. Con Ter Stegen a la cabeza, el plantel celebró junto a su gente una temporada que ya está grabada en la historia del club.
El FC Barcelona despide así una campaña marcada por la excelencia, el compromiso y la unión entre equipo y afición. Una noche mágica que refuerza las aspiraciones del club de cara al próximo curso, con un mensaje claro: el hambre de títulos sigue intacto.
