La base cerebral de la conciencia y la memoria se forma antes de los tres años y se altera en el alzhéimer

Dos estudios liderados por el investigador Emiliano Bruner muestran que el precúneo se define muy pronto y que su anatomía se ve especialmente afectada en la enfermedad de Alzheimer.

La base cerebral de la conciencia y la memoria se forma antes de los tres años y se altera en el alzhéimer

La anatomía del precúneo, una de las regiones más complejas y estratégicas del cerebro humano, alcanza su forma y proporciones casi definitivas antes de los tres años de vida, e incluso muestra diferencias individuales ya desde el nacimiento. Así lo concluye un estudio liderado por Emiliano Bruner, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales, que aporta nuevas claves sobre el origen biológico de funciones tan esenciales como la conciencia de uno mismo, la percepción corporal y la memoria autobiográfica.

El trabajo, publicado en la revista Cerebral Cortex, es el primero que analiza de forma sistemática el desarrollo del precúneo desde el nacimiento hasta la edad adulta. Esta región cerebral, situada entre los dos hemisferios y oculta en el espacio interhemisférico, es considerada un nodo central de la red cerebral humana por su papel en procesos cognitivos de alto nivel.

Los resultados muestran que las diferencias entre individuos en la forma y organización del precúneo no se deben principalmente al aprendizaje o a la experiencia, sino que están determinadas en gran medida por factores genéticos y prenatales. De hecho, los cambios más relevantes en su tamaño se producen entre el nacimiento y los dos o tres primeros años de vida, mientras que posteriormente su arquitectura básica permanece prácticamente estable.

Según explica Bruner, el precúneo no es una estructura homogénea, sino que está organizado en dos grandes regiones con funciones y conexiones distintas. La parte superior integra información somática y visual para situar el cuerpo en el espacio, mientras que la inferior conecta esa información con la memoria episódica y la conciencia. Esta diferenciación funcional y anatómica implica que ambas zonas deberían estudiarse de manera independiente, algo que no siempre se ha tenido en cuenta en investigaciones previas.

El estudio se basó en análisis morfométricos y resonancias magnéticas realizadas a 220 personas, desde recién nacidos hasta adultos jóvenes. Uno de los hallazgos más llamativos es la enorme variabilidad individual del precúneo, visible ya desde los primeros momentos tras el nacimiento. Esta diversidad anatómica sugiere que cada persona llega al mundo con una configuración cerebral que podría influir en aspectos fundamentales de la experiencia humana, aunque aún no se conoce con exactitud cómo se traducen estas diferencias en capacidades cognitivas concretas.

Paralelamente, un segundo estudio reciente, también liderado por Emiliano Bruner y publicado en la portada de la revista Journal of Anatomy, ha analizado cómo cambia el precúneo durante el envejecimiento normal y en la enfermedad de Alzheimer. Para ello se compararon cerebros de personas con alzhéimer, confirmados post mortem, procedentes del Banco de Tejidos BT-CIEN, con cerebros de personas mayores sin deterioro cognitivo pertenecientes al Proyecto Vallecas.

Los resultados indican que, mientras en el envejecimiento normal la región superior del precúneo presenta una apertura progresiva de los surcos y la inferior reduce lentamente su tamaño, en el alzhéimer estos cambios son mucho más acusados. En los pacientes con esta enfermedad neurodegenerativa, el precúneo es progresivamente invadido por tejidos cerebrales contiguos, alterando de forma significativa su organización anatómica.

Aunque ya se sabía que el precúneo es una de las áreas más vulnerables en las fases tempranas del alzhéimer, este trabajo describe por primera vez con detalle cómo varía su forma en comparación con el envejecimiento normal. Estos hallazgos ayudan a comprender por qué esta región, que se ha expandido notablemente a lo largo de la evolución humana, resulta especialmente sensible a los procesos neurodegenerativos.

El precúneo desempeña un papel clave en la integración del cuerpo en un marco espacial, temporal, social y memorístico, y está implicado en funciones como la imaginación, la proyección hacia el futuro y la percepción de la propia identidad. Las evidencias paleoneurológicas sugieren que esta región ha experimentado una expansión significativa en nuestra especie, Homo sapiens, lo que refuerza su importancia para entender el origen de las capacidades cognitivas humanas.

Tras más de 25 años dedicados al estudio de los lóbulos parietales, este trabajo supone el noveno artículo de Emiliano Bruner centrado en el análisis anatómico del precúneo, consolidándolo como una pieza fundamental para comprender cómo se construye el cerebro humano y por qué ciertas funciones nos hacen singularmente humanos.

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