España sufre las consecuencias de un sistema eléctrico vulnerable: el ERAA 2024 ya advertía de los riesgos

El apagón que dejó a millones de españoles sin luz este 28 de abril evidencia los riesgos advertidos por el informe ERAA 2024, que alerta sobre la viabilidad económica de las plantas térmicas y la falta de inversión en capacidad flexible y almacenamiento.

España sufre las consecuencias de un sistema eléctrico vulnerable: el ERAA 2024 ya advertía de los riesgos

La reciente crisis eléctrica vivida en España este lunes 28 de abril, que provocó un apagón masivo en todo el territorio peninsular, no ha sido un hecho aislado. Según el informe ERAA 2024 (European Resource Adequacy Assessment), elaborado por ENTSO-E, Europa afronta riesgos crecientes de inadecuación energética, derivados de la retirada progresiva de capacidad fósil sin una compensación suficiente por parte de fuentes renovables firmes o soluciones de almacenamiento.

El documento advierte que, de cara a 2030, volúmenes significativos de generación térmica dejarán de ser viables económicamente, mientras que la electrificación de la demanda sigue en aumento. La conclusión es clara: la red eléctrica europea necesita más inversiones en flexibilidad, infraestructura de interconexión y almacenamiento, así como reformas estructurales en los mecanismos de mercado para garantizar el suministro incluso en picos de demanda o eventos extremos.

La conexión con lo ocurrido en España resulta evidente. El apagón del lunes dejó sin servicio a buena parte del país durante horas, paralizó el transporte ferroviario, colapsó las telecomunicaciones y obligó a activar protocolos de emergencia. El Gobierno, que ya ha recuperado el 99,5 % del suministro, ha creado una comisión de investigación liderada por el Ministerio para la Transición Ecológica, que analizará las causas del fallo y exigirá responsabilidades a los operadores privados del sistema eléctrico.

Durante su comparecencia, el presidente Pedro Sánchez valoró positivamente el informe de Red Eléctrica, que descartó un ciberataque como causa del incidente. No obstante, anunció que el Ejecutivo activará “todos los resortes del Estado” para llegar al fondo del asunto y adoptar las medidas necesarias para evitar nuevos colapsos.

El informe ERAA aporta contexto técnico clave: alerta que muchos inversores están posponiendo decisiones por la falta de contratos a largo plazo y señales de precio insuficientes, especialmente en tecnologías como las plantas de gas flexible (OCGT y CCGT), necesarias para respaldar el sistema cuando las renovables no cubren la demanda. Aunque se prevé que más de 60 GW de nueva capacidad de gas flexible podrían ser beneficiosos, el informe duda de que el mercado actual sea capaz de movilizar estas inversiones a tiempo.

Otro hallazgo del ERAA es que, aunque la capacidad renovable crecerá en base a los objetivos nacionales, su intermitencia no compensará plenamente la retirada de capacidad despachable. Esto generará márgenes de reserva más ajustados, especialmente en países del centro de Europa, y elevará el riesgo de eventos de pérdida de carga (LOLE), como el registrado en España.

El caso español podría servir de advertencia para el resto del continente. La necesidad de acelerar los mecanismos de capacidad, reforzar las interconexiones transfronterizas y desplegar soluciones de almacenamiento se convierte en una prioridad estratégica si Europa quiere cumplir sus objetivos climáticos sin comprometer la seguridad del suministro.

El apagón del 28 de abril no solo ha sido un incidente nacional, sino una llamada de atención continental sobre la fragilidad de los sistemas eléctricos en transición. La evolución futura dependerá de decisiones políticas, inversiones privadas y un rediseño del mercado energético europeo que contemple los nuevos riesgos de forma realista.

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