El mediodía del pasado 30 de noviembre, una carta bomba ha explotado en la embajada de Ucrania en Madrid, causando heridas leves en las manos a un vigilante de seguridad al abrirla. El empleado pudo acudir por sus propios medios al hospital de Nuestra Señora de América de la capital madrileña, donde recibió atención sanitaria. Dos personas fueron testigos de la detonación, y acudieron a dependencias policiales a prestar declaración.
La Policía Nacional ha informado de que la carta iba dirigida al embajador ucraniano, Serhii Pohorelstev. La investigación ha determinado que se trataba de un explosivo de fabricación casera, que no había pasado los controles de seguridad obligatorios del edificio diplomático, según ha informado la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González. La embajada no ha querido dar más explicaciones de la situación, limitándose a afirmar que todos los trabajadores de la misma se encuentran bien.
La carta llegó por correo ordinario a la embajada, dirigida al embajador en persona. Sin embargo, no pasó el escáner de seguridad, sino que el operario la abrió en el jardín de la embajada, provocando la detonación de su material explosivo. El vigilante, de nacionalidad ucraniana, ya ha recibido el alta médica, y sus heridas se limitan a un dedo de la mano derecha.
Inmediatamente, la Policía Nacional activó el protocolo antiterrorismo, y la Policía Científica y la Brigada Policial de Información de Madrid ya están investigando el suceso. Las pesquisas se centran ahora en identificar el origen del compuesto explosivo empleado y en dar con el autor de este intento de atentado contra el embajador, uno de los principales implicados en el envío de armas a Ucrania por parte del Gobierno de España.
Ante el ataque, Ucrania ha decidido reforzar la seguridad en todas sus delegaciones internacionales de forma urgente, instando a las autoridades españolas a investigar el incidente.
Horas después del suceso se detectaron hasta cinco paquetes más con material explosivo en su interior, de características idénticas a la que recibió la embajada de Ucrania, enviadas a diferentes destinatarios, como el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la ministra de Defensa, Margarita Robles, o una empresa armamentística zaragozana, fabricante de material bélico enviado a Ucrania. El último de ellos fue interceptado el mediodía de este jueves 1 de diciembre en la embajada de Estados Unidos en Madrid, de aspecto muy similar al detectado el día previo en la delegación ucraniana.
Todos ellos son sobres de color marrón, con la dirección escrita a mano y en mayúsculas, y con apenas una dirección de correo electrónico en el remitente. Contenían una carga de explosivo plástico apta para producir una detonación, y un mecanismo que lo activaba con la apertura del paquete. Fueron enviados desde buzones de Correos, por lo que eran delgados y por tanto, con una carga explosiva reducida y con poca capacidad de producir daños. Sin embargo, esto dificulta en gran medida la trazabilidad de los paquetes, ampliando el rango de búsqueda al tener en cuenta que han podido ser enviados desde distintos buzones.
Todas las cartas se franquearon el mismo día, excepto la dirigida a Moncloa, y la policía ya trabaja con la hipótesis de que al menos cuatro de las cinco cartas han sido enviadas por una misma persona, debido a las idénticas características de las mismas. Además, todas ellas llevaban la misma serie de sellos, que muestran una imagen del poblado castreño del Monte Santa Trega, situado en A Guarda (Pontevedra).
Se descarta la teoría de que un grupo organizado esté detrás del envío, y por el momento no se valora elevar el nivel de alerta terrorista en España, que se sitúa a nivel 4. La Policía baraja que todo el intento de ataque sea obra del mismo individuo y el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, ya ha confirmado que todos los paquetes se enviaron desde «territorio español».
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