Descubriendo el patrimonio desconocido de Galicia

0

Galicia suele asociarse con monumentos como la Catedral de Santiago de Compostela o la Torre de Hércules y con playas como la de las Catedrales. Pero esta zona del noroeste de España esconde otros lugares no tan conocidos pero con una magia que los hace especiales. Nos vamos a descubrir pequeñas iglesias que son joyas artísticas, castros y petroglifos con siglos de antigüedad, acantilados en el fin del mundo… Nos vamos a la Galicia menos conocida.

Descubriendo el patrimonio desconocido de Galicia

Fin del mundo

El Cabo Fisterra es un lugar único: uno de los puntos más occidentales de Europa y al que los descubridores del Imperio romano bautizaron como finis terrae, es decir, el fin del mundo. Donde el sol se apagaba cada noche entre acantilados. Hoy este lugar sigue teniendo un encanto difícil de igualar, sobre todo si se vive un atardecer junto a su emblemático faro, se contempla la roca conocida como Centulo (demonio) o se pasa una noche en un coqueto hotel. Vistas de primera al fin del mundo.

Inconfundibles hórreos

Estas construcciones de piedra o de madera pensadas para guardar las cosechas son uno de los grandes símbolos de Galicia. No hay casa que se precie que no cuente con uno. Sin embargo, hay algunos particularmente especiales. Por ejemplo, en A Merca (Ourense) encontrarás un total de 34, la concentración de hórreos más grande de Galicia. Y si nos vamos hasta el mar, en plena ría de Pontevedra nos reciben casi junto al agua los bonitos hórreos de piedra de Combarro. Un lugar de auténtica postal.

Petroglifos y dólmenes: miles de años de antigüedad

Para saber cómo eran los artistas del Neolítico aconsejamos viajar a Galicia. Su Parque Arqueológico de Campo Lameiro tiene la mayor concentración de petroglifos (grabados rupestres) de Europa. Allí presumen, por ejemplo, de tener el ciervo más hermoso del mundo grabado en piedra. Igual de sorprendentes son los dólmenes, construcciones que realizaron con grandes losas de piedra y que increíblemente se mantienen en pie. Un ejemplo perfecto es el Dolmen de Dombate, al que se le conoce como “catedral del Neolítico gallego”.

Castros, antes de Roma

Antes de que llegaran las legiones del Imperio romano, los habitantes de esta zona vivían en lo alto de los montes en auténticos poblados fortificados: los castros. Pasear hoy en día por los restos de viviendas con forma ovalada es una vivencia increíble que tiene algo de mágico. Además, están en lugares con unas vistas espectaculares. Algunos de los más famosos son el de Baroña, al lado de una preciosa playa, o el de Santa Tegra, desde donde se ve la desembocadura del río Miño, entre España y Portugal. Un atardecer desde lugares como estos no se olvida.

Templos entre acantilados

Llegar a una pequeña villa marinera con encanto, asomarse a increíbles acantilados y descubrir que allí mismo se localiza un templo. Es la experiencia que puedes vivir en Galicia. Por ejemplo, en el templo de Santo André de Teixido, en plena Serra de Capelada y situado en uno de los mayores acantilados de Europa. En el entorno, puede que veas a vendedoras con ramilletes de la “herba de namorar” que dicen son mágicos para temas amorosos. Otro enclave privilegiado: el pueblo de Muxía y su Santuario de Nosa Señora da Barca. Un lugar mágico con grandes megalitos que los vecinos aseguran tienen propiedades curativas. Muy recomendable acudir a los restaurantes de estas zonas para probar su delicioso marisco y completar una jornada perfecta.

Siguiendo el olor de las camelias

Aunque estas flores llegaron a Galicia en el siglo XVIII de países como China o Japón, hoy en día es posible encontrar hasta 8.000 variedades diferentes y existe incluso una Ruta de la Camelia. Muchas forman parte de los jardines de los pazos, espectaculares casas señoriales típicas de Galicia. Uno de los que se pueden visitar es el Pazo de Rubianes, fundado hace 600 años y con una bodega cuya visita incluye una cata de exclusivos vinos. Aunque seguramente el pazo más impresionante sea el de Oca, a sólo media hora en coche de Santiago de Compostela. A este idílico lugar se le ha llegado a llamar el “Versalles gallego” por la belleza de sus jardines.

Un monasterio convertido en Parador

Escondido entre los bosques de la Ribeira Sacra está el cautivador Monasterio de Santo Estevo. Pasear por sus preciosos claustros románico, gótico y renacentista es encontrar la tranquilidad absoluta. Y la mejor sorpresa para el viajero llega cuando descubre que se puede alojar en un lugar tan increíble. Y es que este monasterio es también un Parador de Turismo con spa. El sueño de cualquiera que busque la belleza.

Sobre el autor

Deja una respuesta

Suscríbete a nuestro boletín