El Gobierno responde a la oposición: Montero y Bolaños defienden la justicia y el bienestar social
La vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, intervino en la Sesión de Control en el Congreso de los Diputados para criticar la postura del Partido Popular (PP), afirmando que “no se puede ser una oposición que perjudica a la mayoría social para favorecer los intereses de la minoría”. Montero enfatizó que el Gobierno trabaja para mejorar la vida de la población, centrándose en el crecimiento económico, la creación de empleo, la reducción de la precariedad y la protección de los servicios públicos, que, según ella, el PP busca privatizar.
Al responder a Borja Sémper, Montero cuestionó la relación del PP con otros grupos políticos, preguntando: “¿Me puede decir con qué grupo se entiende el PP? ¿Cuál es la estabilidad que tiene el PP en los gobiernos que tiene en las comunidades autónomas?” Además, recordó que el Ejecutivo está comprometido con la mejora de la política de vivienda y la seguridad de la vejez para los mayores, insistiendo en que continuarán trabajando en los presupuestos para lograr estos objetivos.
La ministra de Hacienda también dirigió su atención a Ione Belarra, instando a su grupo político a unirse a la mayoría social del Parlamento. Montero mostró confianza en que se podrían encontrar puntos en común para contrarrestar las amenazas de la derecha y la ultraderecha que, según ella, socavan el bienestar de la ciudadanía.
En la misma sesión, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, se pronunció en respuesta a la diputada del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. Bolaños afirmó que “su oposición no es al Gobierno, es a la realidad” y destacó que, por primera vez en la historia de España, el Consejo General del Poder Judicial había elegido a una mujer como presidenta del Tribunal Supremo. También acusó al PP de socavar la justicia al “amedrentar fiscales y funcionarios” que investigan su partido, así como de “destruir pruebas a martillazos”.
La sesión de control reflejó una clara división entre el Gobierno y la oposición, con ambos lados intercambiando acusaciones y defendiendo sus posturas en un momento crucial para el futuro político y social de España.