Top-Ten: Diez lugares únicos de Galicia

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Galicia es agua, es tierra, es viento… Galicia es sentimiento, pasión, alegría, morriña… Galicia es arte, historia, leyenda… Es todo aquello que os hace soñar, emocionaros, maravillaros… Todo esto es Galicia; una tierra que iréis descubriendo poco a poco, paso a paso…

Top-Ten: Diez lugares únicos de Galicia

Por eso os presentamos una selección de diez lugares únicos de esta tierra que seguro que no os dejarán indiferentes y que, sin duda, encarnan la esencia de Galicia: os encontraréis con maravillas naturales como las Illas Cíes o los acantilados de Vixía Herbeira, monumentos Patrimonio da Humanidade, como la Muralla de Lugo, la Torre de Hércules o el Camino de Santiago y su Casco Antiguo, por su belleza arquitectónica y paisajística, como la Ribeira Sacra o el Ferrol de la Ilustración, y otros lugares no menos especiales por su valor mitológico e histórico como el Cabo Fisterra o el Castro de Santa Trega.

Ribeira Sacra

La primera parada de nuestro recorrido por los “10 lugares únicos de Galicia” es la Ribeira Sacra, donde se encuentra la mayor concentración de construcciones religiosas de estilo románico en Europa

La Ribeira Sacra es una tierra marcada por los ríos Miño y Sil que, a su paso entre las montañas, van moldeando su hermoso paisaje. Todo esto, unido a la fe y a la espiritualidad que aún envuelve los numerosos conventos diseminados por estas tierras, hace de este rincón de Galicia una apuesta segura para los sentidos.

Adentraos en esta atmósfera mágica para conocer un lugar tan especial como Santo Estevo de Ribas de Sil, antiguo convento cuyo edificio ha sido totalmente rehabilitado e integrado en la red de Paradores Nacionales. Otro de los conventos que no podéis perderos es el de San Pedro de Rocas, un templo excavado en roca viva. Al entrar en la iglesia la sensación es muy similar a la de estar en una cueva primitiva. Rodeando el templo, podréis descubrir sepulturas antropomorfas a las que la piedra, la lluvia acumulada y el liquen dan un barniz mágico. Pero estos son solo dos ejemplos de todo el patrimonio que podéis encontrar en la Ribeira Sacra, hay muchísimo más esperándoos en las riberas del Miño y del Sil, como las iglesias de San Paio de Diomondi e a de San Miguel de Eiré, o los monasteios de Santa Cristina de Ribas de Sil e Montederramo.

Pero no todo es patrimonio arquitectónico en la Ribeira Sacra, su paisaje, formada por bosque autóctono, es el lugar ideal para que los amantes de la naturaleza puedan recorrer distintas rutas. Non olvidéis hacer una parada para contemplar la gran obra de la naturaleza en el cañón del río Mao, con sus impresionantes saltos. Y, si lo que os gusta es contemplar paisajes, acercaos hasta Parada de Sil, donde os aguardan los cañones más agrestes y escarpados de toda la zona. Los más famosos son “los balcones de Madrid” desde los que podemos apreciar la espectacularidad de los cañones colgados sobre el vacío… siempre que no tengáis miedo a las alturas.

Hablar de la Ribeira Sacra también es hablar de vino, olo que se aprecia nada más poner el pie en estas tierras: su paisaje está marcado por los conocidos “socalcos”, viñedos en bancales situados en las laderas de las montañas. Ya que estáis en estas tierras, no perdáis la oportunidad de probar sus deliciosos vinos, que forman parte de una de las 5 denominaciones de origen vinícolas que existen en Galicia.

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– Más información en www.ribeirasacra.org

Esperamos que os despidáis de la Ribeira Sacra con el espíritu en paz tras haber recorrido sus montes mágicos, donde la naturaleza salvaje y la fe conviven en perfecta armonía. Guiados por las orillas del Miño, o bien navegando por los cañones del Sil, descubriréis rincones inaccesibles por tierra donde se esconden auténticas joyas medievales entre los socalcos que hacen de estos parajes un lugar muy cercano al paraíso.

Muralla de Lugo

Nuestro especial viaje pasa por la ciudad de Lugo, cuya muralla es el ejemplo que mejor sobrevive de todas las fortificaciones militares romanas. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un ejemplo excepcional del tipo de construcción que ilustra varios periodos significativos de la historia humana.

Desde sus orígenes romanos, pasando por la época medieval hasta el innovador y revolucionario siglo XIX, conforma un monumento singular que da prueba de las distintas facetas de la evolución de una ciudad como Lugo , que es, en sí misma, un importante conjunto histórico-artístico desde la original Lucus Augusti.

En Lugo todo gira alrededor de la muralla, esta es el corazón de la ciudad. Subir a su adarve y recorrer los casi 2,3 kilómetros de este ancho paseo bimilenario os transportará a otros tiempos, pero, sin duda, la gente paseando, hablando o haciendo deporte hará que os deis cuenta de que la muralla está más viva que nunca, pues parece una calle más de esta encantadora ciudad. Alrededor de la muralla, Lugo que debéis visitar una vez que os encontréis en la ciudad, como el burgo vello o la catedral.

Sin duda alguna, un paseo por su encantador centro histórico acabará llevándoos a algún establecimiento donde podréis reponer fuerzas: no dejéis de probar el pulpo á feira, el lacón con grelos ni las filloas con miel. Por algo hay un lema que dice: ¡y para comer, Lugo!

Pero Lugo es mucho más. Si os coincide llegar aquí en el solsticio de verano o a primeros de octubre, podréis mezclaros con el bullicio de los miles de visitantes que acuden al Arde Lucus, una celebración en la que se evoca el pasado romano de la ciudad, y a las fiestas patronales de San Froilán, respectivamente.

Por último, no debemos olvidar que Lugo es ciudad de paso de uno de los ríos más importantes de Galicia, el Miño; junto a él se encuentra habilitado un importante espacio verdeque podéis recorrer bajo las copas de árboles autóctonos. Y así, acompañados por el frescor de las orillas del Miño, despedíos de esta hermosa ciudad. Por algo ya se fijaron en ella los romanos…

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– Más información en www.lugo.es

Serra da Capelada

Continuamos nuestra peregrinación por los “10 lugares únicos de Galicia” hacia el norte, hasta la Serra da Capelada, donde se encuentran unos de los acantilados más altos de Europa.

Su pico más alto es el de Vixía Herbeira, a 620 metros sobre el nivel del mar. Desde allí podréis apreciar toda la grandiosidad y magnitud de estos acantilados, los más altos después de los fiordos noruegos, pues a su elevada altitud se suma una pendiente de más del 80 %.

Las vistas son impresionantes desde allí: su maravillosa panorámica del poderoso océano Atlántico y de la agreste costa en las cercanías de Santo André es, sin duda alguna, de las más excepcionales de todo el litoral europeo.

Y, hablando de Santo André, no dejéis pasar la oportunidad de acercaros hasta el santuario que se encuentra en el camino de ascenso a la Serra da Capelada. Se trata de uno de los más venerados de Galicia al cual, como reza el dicho, “vai de morto quen non foi de vivo”. Si queréis cumplir con la tradición, depositad una piedra en los “milladoiros” (montoncitos de piedras) que hay en el camino como prueba de vuestra visita. Y, si lo que queréis es buscar pareja, haceos con la hierba de enamorar; nunca se sabe…

Una vez en la Serra da Capelada, continuad vuestro camino y aprovechad para visitar al Cabo Ortegal con su faro, allí os quedaréis asombrados ante la fuerza del mar que bate contra los “Aguillóns”, rocas punzantes que emergen del mar y en las que las olas rompen con toda su fuerza. Vuestra experiencia se verá reforzada si os coincide llegar con temporal, pues entonces conoceréis la bravura del mar en todo su esplendor, una sensación de poder que jamás olvidaréis. Una vez allí, respirad hondo y sentid la inmensidad de la tierra, la fuerza del viento y la paz que transmite este lugar.

Si bajáis hasta Cariño y las fuerzas os flaquean, no olvidéis que podéis degustar un delicioso “guiso de raya” o un “revuelto de erizos y algas”,productos típicos de la gastronomía local que os inundarán con el sabor del salitre.

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– Romería de Santo André de Teixido: La romería principal tiene lugar el 8 de septiembre, aunque a lo largo del año se celebran otras menos concurridas (viernes, sábado y domingo de Pentecostés, o 24 de junio).

Sin la menor duda, el final de este viaje estará marcado por el rugir del viento, el salitre en la piel y el pelo enredado, pero, sobre todo, por la sensación de que habéis estado en un lugar de parajes únicos, casi inalcanzables, o más bien… inolvidables.

Ferrol de la Ilustración

Nuestro recorrido por el norte de Galicia nos acerca hasta la ciudad de Ferrol para ver o su Arsenal, único puerto militar de la Ilustración intacto en Europa y la mayor base naval de la época.

Aunque en sus orígenes Ferrol fue una villa de fuerte tradición pescadora, a lo largo del siglo XVI su puerto comenzó a acoger los buques de la Armada Real. Posteriormente, serían los monarcas Felipe V, Fernando VI y Carlos III los que impulsarían la construcción de la gran obra que convertiría la ciudad en la principal base militar del noroeste español y en la mayor base naval de la época en Europa. En su interior, al que podéis acceder solicitando permiso previo, se encuentra la Sala de Armas, que fue antiguo Cuartel de Instrucción Militar y que ahora es residencia de marinería para el personal destinado en Ferrol. Además, podéis visitar el Museo Naval y el Dique de la Campana, uno de los más grandes del mundo. No hay que olvidar tampoco Exponav, importante exposición de la construcción naval.

Otra de las paradas obligadas en Ferrol es el conocido Barrio de la Magdalena, que os acercará a la historia de esta ciudad industrial y pescadora. Durante el recorrido por este barrio, iluminado por las galerías y de trazado perfecto (en forma de tableta de chocolate), no olvidéis acercaros a los balcones de los Jardines de Herrera, lugar desde el que tendréis una magnífica panorámica del Arsenal. El Teatro Jofre, la iglesia de San Xiao o el Ateneo Ferrolano son otros de los elementos que acompañarán vuestra visita.

Alejándonos del centro de la ciudad, podemos finalizar la ruta visitando el barrio pescador de A Graña, con sus típicas casas estrechas y calles adoquinadas que nos conducirán hacia una visita al interior del Castillo de San Felipe, con el núcleo de población a sus pies. Esta fortaleza es un fiel reflejo del estilo de los modelos académicos de su época, la Ilustración. Contemplando desde aquí las magníficas vistas sobre la ría y el Castillo de la Palma, situado en el municipio de Mugardos, será imposible no recordar la importancia histórica y cultural del conjunto formado por las fortalezas defensivas de la ría de Ferrol y del Arsenal Militar, que hacían de esta entrada un fortín inexpugnable desde el mar, sobre todo para las incursiones inglesas.

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Museo Naval: Abierto de martes a viernes en horario de 09:30 a 13:30 horas, y sábados, domingos y festivos de 10:30 a 13:30 horas. Los lunes permanece cerrado.
Exponav: Abierto de martes a viernes de 10:30 a 19:30 horas, y lunes, sábados, domingos y festivos de 10:30 a 14:30 horas. Más info en www.exponav.org

Si os coincide con el atardecer, este es el final perfecto: el sol cayendo sobre las aguas quietas de la ría con vistas a Ferrol, esa ciudad pescadora y naval que os acogió durante el día.

Torre de Hércules

Y continuamos nuestro periplo por los “10 lugares únicos de Galicia” saltando de una ciudad a otra. Llegamos a A Coruña para admirar la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo -de origen romano- en funcionamento, lo que le ha valido la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Y continuamos nuestro periplo por los “10 lugares únicos de Galicia” saltando de una ciudad a otra. Llegamos a A Coruña para admirar la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo -de origen romano- en funcionamento, lo que le ha valido la declaración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El Farum Brigantium fue construido por el Imperio Romano a finales del siglo I o a principios del siglo siguiente. Situado en la entrada del porto da Coruña, este monumental faro fue diseñado para facilitar la navegación a lo largo de la recortada costa galaica, un punto estratégico en la ruta marítima que unía el Mediterráneo con el noroeste de Europa.

Según cuenta una leyenda, el héroe griego Hércules llegó a España a la búsqueda del gigante Gerión, con el fin de liberar estas tierras de su abusivo poder. El enfrentamiento que protagonizaron se prolongó durante 3 días con sus noches, con resultado favorable a Hércules, que venció al gigante y le cortó la cabeza, enterrándola junto al mar. En ese lugar, y como conmemoración de su victoria, se construyó un faro, en cuyas cercanías se fundó la ciudad de Crunia, nombre de la primera mujer que habitó el lugar y de la cual Hércules se enamoró.

Subid sus empinadas escaleras y, una vez arriba, disfrutad de una impresionante panorámica de la ciudad de A Coruña y del océano Atlántico mientras el viento sopla con fuerza. Pero tened cuidado de no hacer ruido, no sea que despertéis al gigante… Tras esta panorámica sobre la ciudad, recorred paseo marítimo, y visitad las conocidas playas de Orzán y Riazor; el batir del mar en esta zona es todo un espectáculo. Si continuáis por el paseo, en dirección a O Parrote, llegaréis hasta Porta Real por donde accederéis a la zona de A Mariña con sus galerías, por las que A Coruña recibe la denominación de “ciudad de cristal”.

Aprovechad para recorrer esta fachada de la ciudad, donde podéis parar a refrescaros en alguno de sus tradicionales cafés, mientras degustáis un delicioso helado artesano. Acercaos también hasta los jardines de Méndez Núñez y luego pasead Rúa Real, que desemboca en la plaza más conocida de la ciudad, la de María Pita. Allí podéis admirar una estatua en honor a la heroína más popular de la ciudad, a la vez que os tomáis un delicioso aperitivo en alguna de sus terrazas.

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Horarios de visita de la Torre de Hércules: o De octubre a marzo (de lunes a domingo): De 10:00 a 18:00 horas. De abril a septiembre (de lunes a domingo): De 10:00 a 19:00 horas. Julio y agosto (de lunes a domingo): De 10:00 a 21 horas. Más info en www.turismocoruna.com.

Despedíos hasta otra de este hermoso “balcón del Atlántico” con la sensación de que habéis sido acariciados no solo por el olor a mar y viento salado, sino también por su gente, pues desde antiguo se dice que esta es la ciudad donde nadie es forastero.

Camino de Santiago

Hacemos ahora un alto extraordinario en el recorrido para hacer algo especial: coged vuestra ropa deportiva, una mochila y calzado cómodo, pues no debéis dejar Galicia sin recorrer, al menos, un pequeño tramo del Camino de Santiago. Este posee sus propios secretos, que esperan ser descubiertos por todos vosotros.

La ruta de peregrinación a Santiago jugó un papel fundamental a la hora de facilitar el intercambio cultural entre la península ibérica y el resto de Europa durante la Edad Media. Por ello, el Camino de Santiago fue declarado Primer Itinerario Europeo de Interés Cultural por el Consejo de Europa. El conocido como Camino Francés fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.. Esta es la ruta que tiene una mayor tradición histórica y la más conocida internacionalmente. Comienza en Roncesvalles (Navarra) y llega hasta Santiago de Compostela, tras haber recorrido 750 kilómetros. Se trata, pues, de un camino que une Europa con el norte de España recorriendo recoletas iglesias, puentes, catedrales, conventos… siempre con el verde como telón de fondo.

Si queréis obtener la Compostela, debéis hacer los últimos 100 kilómetros a pie o a caballo; o bien los últimos 200, en caso de hacerlos en bicicleta. No olvidéis que la credencial del peregrino debe estar debidamente cumplimentada con, al menos, 2 sellos al día. Lo ideal sería hacerlo desde Sarria, pues dista de la ciudad compostelana unos 113 kilómetros.

En el camino desde Sarria entraréis en contacto con el corazón de la Galicia más rural, atravesando as atravesando las provincias de Lugo y A Coruña. Durante el recorrido pasaréis por robledos, bosquecillos y prados en los que podréis ver las vacas de raza rubia gallega o frisona paciendo tranquilamente. Esta es, sin duda, la mejor oportunidad para ver de cerca cómo es la vida en el campo y para empaparos del aire puro de estas verdes tierras.

Aprovechad a vuestro paso por el ayuntamiento de Arzúa, para probar sus deliciosos quesos con denominación de origen: un delicioso alto en el camino para descansar y reponer fuerzas.

Continuando con el camino, siempre con la naturaleza como compañera de viaje, nos iremos acercando poco a poco a tierras de Santiago. Un último esfuerzo os llevará hasta la aldea de San Marcos, última etapa antes de alcanzar el Monte do Gozo. Desde allí, los peregrinos divisan la ciudad de Santiago de Compostela: las torres de la catedral son el mejor aliciente para continuar pese al cansancio acumulado. Además, muy probablemente coincidáis con otros grupos de peregrinos, lo cual dará aún más emoción al momento. Desde allí, iréis descendiendo hasta alcanzar San Lázaro para proseguir, sin prisa pero sin pausa, hacia vuestra meta final; no sin antes recorrer el popular barrio de San Pedro o atravesar la Porta do Camiño y la plaza de Cervantes.Cuando lleguéis a la monumental Praza do Obradoiro la emoción se apoderará de vosotros: el sonido de la gaita de fondo, la catedral como protagonista del momento, el cansancio acumulado y la sensación de haber cumplido una meta, un deseo.

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– Más info en www.caminodesantiago.gal

Santiago de Compostela

Hayáis hecho el Camino o no, nuestro viaje llega ahora a la capital de Galicia, Santiago de Compostela, destino de peregrinación de la cristiandad desde el siglo IX.

Desde las aguas del mar Báltico y del mar del Norte, miles de peregrinos caminaron hasta el santuario gallego y portaron la concha de vieira a lo largo de todos los caminos de Santiago, verdaderos caminos de fe. A todo ello hay que sumarle que, tanto durante el período románico como durante el barroco, el santuario de Santiago de Compostela ejerció una influencia decisiva sobre el desarrollo de la arquitectura, no solo en Galicia sino también en el norte de la Península Ibérica.

Antes de entrar en la catedral, lo ideal es recorrer despacio las diversas calles de la zona vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO conocida popularmente como “la almendra”. La rúa do Franco, con sus típicos restaurantes, o la rúa do Vilar, con sus soportales, conducirán hasta su umbral. Una vez allí, acercaos hasta la Praza do Obradoiro y mirad a vuestro alrededor: el pazo de Raxoi, sede da Casa del Ayuntamiento; el Hostal dos Reis Católicos, actualmente Parador Nacional de Turismo; el Colexio de San Xerome, sede del rectorado de la Universidad y la Catedral forman un marco excepcional que hará que os sintáis pequeños ante semejante conjunto monumental. El sonido de fondo de la gaita enriquecerá, si cabe, vuestra experiencia, pues un gaitero suele tocar bajo el arco del Pazo de Xelmírez, que, ya sabéis, ¡afinad el oído!.

Acceded a la catedral por el magnífico Pórtico da Gloria, obra del Maestro Mateo, donde su efigie (conocida como santo dos croques) y la cómplice “sonrisa de Daniel” os darán la bienvenida. Recorred el interior de este templo —con recogimiento, despacio, siendo conscientes de la magnitud de esta gran obra— para visitar la tumba del Apóstol. Visitad cada capilla y fijaos en los detalles de su impresionante altar mayor. Podéis aprovechar para oír misa y, con un poco de suerte, veréis el botafumeiro un incensario de grandes dimensiones que conforma un rito único de esta ciudad. Sin ninguna duda, vosotros también sentiréis el recogimiento y la emoción de los peregrinos, una sensación de llegar a la meta, de deseos cumplidos…

No dejéis de visitar las distintas plazas que rodean la catedral, como la de A Inmaculada o A Acibechería, la de A Quintana y la de Praterías, que está coronada por la única fachada románica que permanece en el templo. Por supuesto, los nombres de estas plazas proceden de los antiguos gremios medievales, algo que aún se conserva, ya que podéis encontrar distintos establecimientos en los que comprar plata o azabache, un recuerdo perfecto de esta ciudad.

Tras este mágico recorrido, no podéis dejar Santiago sin hacer boca en alguno de sus típicos restaurantes de la rúa do Franco. cada uno de ellos tiene su propio expositor en el que se colocan los mejores manjares de las rías y tierras gallegas: percebes, pulpo, centolla, lubina, ternera gallega e un largo etcétera. Todo esto, por suposto, acompañado de nuestros mejores vinos. Como postre, la torta de Santiago, hecha con almendra, es la mejor opción para endulzar la boca.

Para concluir la visita a Santiago , nada mejor que acercarse hasta la Alameda y su paseo de A Ferradura, desde donde tendréis una magnífica panorámica de la catedral. Con seguridad, la mejor despedida de este viaje por la capital de Galicia.

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– Más info en… www.santiagoturismo.com

 

Cabo Fisterra

Y, continuando con la temática xacobea, nuestro recorrido prosigue hacia el cabo Fisterra pues durante el auge de las peregrinaciones había quien, después de haber visitado el sepulcro de Santiago, prolongaba su viaje hasta estas tierras para realizar un recorrido marcado en el cielo por la Vía Láctea.

Fisterra fue considerado durante la Antigüedad como el fin del mundo conocido. De hecho, su posición geográfica y los impresionantes atardeceres hicieron creer a Décimo Junio Bruto (general romano que dirigió la conquista de Galicia) que este era, efectivamente, el lugar donde moría el sol. Los alrededores de este cabo han sido un lugar mágico desde antiguo, pues se cuenta que en este lugar se encontraba la Ara Solis un altar donde, según dice la leyenda, los fenicios practicaban el culto al sol. Así pues, os animamos a hacer un recorrido por este rincón de nuestras costas donde la magia del lugar guiará vuestros pasos.

A vuestra llegada al pueblo de Fisterra visitad la zona del puerto; allí podréis contemplar el ir y venir de las embarcaciones en un mar tan calmo que no os dará la impresión de encontraros en la fiera Costa da Morte. Perdeos entre las calles de este pueblo de pescadores y acercaos a alguna de sus tabernas odonde os acompañarán las anécdotas de los viejos lobos de mar, al tiempo que dais cuenta de un buen plato de longueiróns como aperitivo o de cualquier otro delicioso producto de estas bravas aguas.

Continuad el viaje hacia la zona del faro, no sin antes haberos detenido en el santuario románico de Santa María das Areas que alberga en su interior la venerada imagen del Cristo de la Barba Dorada. Cuenta la leyenda que una embarcación se deshizo de él por tener dificultades en la navegación y que llegó al pueblo arrastrado por el mar. No dejéis pasar la oportunidad de acercaros a esta imagen para poder comprobar en persona si es verdad lo que todos cuentan: aseguran que le crecen los cabellos y las uñas… En el camino hacia el fin del mundo debemos conocer otro mágico lugar: las ruínas de la ermita de San Guillerme, un lugar impregnado de poderes mágicos relacionados con la fecundidad. De hecho, es este un lugar a donde, no hace todavía mucho tiempo, acudían esperanzadas las parejas buscando un milagro para concebir el hijo que no llegaba.

Siguiendo la misma carretera, no es extraño que nos encontremos a más de un peregrino caminando despacio mientras se recrea en las vistas de la ría de Corcubión, con el Monte Pindo al fondo.

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– Más info en www.concellofisterra.com

Una vez en el faro, las majestuosas vistas del acantilado sobre el océano Atlántico, el mar batiendo con fuerza y la sensación de que no hay nada más que se interponga entre este trozo de tierra y el nuevo continente, excepto toda esa agua, dejará huella en vosotros, pues no todos los días se tiene la oportunidad de ver el atardecer en el Fin del Mundo.

 

Islas Cíes

Nos desplazamos ahora hacia el sur para conocer las Illas Cíes. Se trata de uno de los archipiélagos pertenecientes al Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, junto con las Islas de Ons, Sálvora y Cortegada.

Gracias a su riqueza, tanto faunística como vegetal, y a la espectacularidad de sus paisajes, estas islas constituyen un importante patrimonio, cultural y natural, de gran valor.

Hablar de las Illas Cíes es hablar de naturaleza en estado puro. Acceder a ellas desde los puertos de Vigo, Cangas o Baiona desde donde, en temporada alta, los catamaranes de línea regular salen hacia este archipiélago, nos permitirá observar su imponente imagen al fondo de la ría de Vigo. Como ancestrales leviatanes, agrestes e indomables, esta estampa os transportará a otro tiempo; un tiempo en el que solo importamos nosotros y lo que nos rodea; un tiempo para disfrutar.

Una vez a bordo del barco que os llevará a las islas, gaviotas, cormoranes, alcatraces y los siempre juguetones delfines serán vuestros compañeros de viaje, acaparando vuestra atención durante toda la travesía. Durante el viaje, salpicarán el mar un montón de pequeños barcos de pesca artesanal, demostrando así la riqueza casi inagotable de los fondos marinos gallegos

La mejor fotografía de las tres islas, la Norte, el Monteagudo, la del Medio o del Faro y la Sur o San Martiño, se queda pequeña al lado de la belleza natural a la que os iréis aproximando conforme el catamarán llegue a destino, en el embarcadero situado junto a la playa de Rodas . Este puede considerarse el centro neurálgico desde el que comenzar a explorar este paraíso, que ya Ptolomeo apodó como las “Islas de los Dioses”.

Una vez atracados, podéis optar por el descanso en el hermoso arenal de la playa de Rodas acercaros a uno más tranquilo, como el de Figueiras. Sus claras y ricas aguas harán las delicias de todo aquel que guste de sumergirse en ellas. Sargos, lubinas, pintos, maragotas, invertebrados de todo tipo, algas de todos los colores… Vida por doquier será el recuerdo que os llevaréis tras haberos sumergido en el paraíso submarino que forman las Cíes.

De obligado cumplimento es la visita al Centro de Interpretación, donde os darán toda la información relativa a este paraíso, así como para la visita a sus faros. El camino que conduce hasta cualquiera de ellos es una caminata que los amantes de las rutas de senderismo no olvidarán en mucho tiempo, ya que se desarrolla en un marco natural y de tranquilidad casi intemporal. Pero, si hubiese que recomendar uno solo, sería aquel que se encuentra en la cumbre del Monte Faro: Como no podía ser de otra manera, las vistas estarán coronadas por un paisaje de postal. Si toda esa panorámica la enmarcamos en un atardecer, entonces esa imagen quedará grabada en nuestras retinas de por vida.

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– Más info en www.iatlanticas.es.
– Salidas desde los puertos de Baiona, Vigo y Cangas.

Llegado el final del día, despedíos de este reducto de paz y de vida mientras el mar de las Cíes se va confundiendo con el cielo ya rojizo y solo la estela de vuestro barco os une con este paraíso celestial en la tierra.

 

Castro de Santa Trega

Para finalizar el recorrido por los “10 lugares únicos de Galicia”, legamos hasta el ayuntamiento de A Guarda en el que se encuentra el castro de Santa Trega. Desde él, podréis obtener la “mejor panorámica castreña entre dos países”. Como no puede ser de otra manera, las vistas desde allí son inmejorables: Galicia, capitaneada por el puerto de A Guarda, el poderoso océano Atlántico y la vecina costa portuguesa conforman el horizonte.

Lo mejor es llevar una buena cámara que inmortalice este momento.

La panorámica tiene aún más valor si hacemos un viaje en el tiempo: : los habitantes del castro ya disfrutaban de estas magníficas vistas desde sus viviendas. Por supuesto, la situación del asentamiento no se debía al paisaje, sino más bien a razones estratégicas y de seguridad, pues, de este modo, controlaban el tráfico marítimo y la desembocadura del río Miño.

Este poblado, situado a 341 metros de altura, llegó a acoger a unas 5 000 personas durante su época de mayor esplendor, allá por el siglo I a. C., y era uno de los más grandes del noroeste peninsular. Está formado por viviendas ovaladas en su mayor parte, pero también las hay rectangulares, con esquinas redondeadas, por influencia de los romanos. Aunque os parezca un poblado caótico, hay un orden lógico alrededor de “unidades familiares”, que os podríais animar a descubrir, así como los petróglifos que se encuentran fuera y dentro del recinto. Sus moradores tenían una economía autónoma y también elaboraban cerámicas, joyas, tejidos e instrumentos a los que podréis poner forma en el museo arqueológico situado en el pueblo.

Y, hablando del pueblo, acercaros hasta A Guarda, donde una visita al puerto es parada obligada. Allí podréis ver como las embarcaciones descansan antes de comenzar un nuevo día de faena, siempre con el sonido de las gaviotas y el leve runrún de los motores de los barcos como telón de fondo.

El broche final a esta jornada podemos ponerlo viendo atardecer en alguna de las terrazas de la villa mientras degustáis una langosta fresca, cuya fiesta gastronómica se celebra en julio

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– Más info en www.aguarda.es

Os despediréis de estas tierras, bañadas por las aguas del Miño y del océano Atlántico, con la grata sensación de que os habéis transportado en el tiempo y de que habéis contemplado una impresionante panorámica desde uno de los castros más visitados de Galicia.

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